Todo aquel que lleve un tiempo metido en el mundo del black metal sabrá del típico rumor de si X banda es nazi. Y es que una de las características del black metal más destacadas es la eterna polémica que lo rodea. Lo de las iglesias noruegas, por decirlo de algún modo, ha sido tan sólo el comienzo. El caso es que el Black Metal Nacional Socialista (NSBM, como dicen los anglosajones), parece ser el elefante en la habitación, y no deja a nadie indiferente. Todo el mundo, sea bueno o malo, tiene algo que decir.
La concepción inicial sobre qué es el NSBM es: Black metal con letras nazis. Una definición que tiene su parte de razón, pero es bastante más complejo. Hay mucho de provocación, de molestar a la sociedad, de incorreción política, y hay que saber distinguir quién juega y quién se toma en serio estas ideas. Quién no lo es, pero sin embargo está influido por ello y tiene en común ciertas ideas. Pero desde luego no son cuatro gatos los dedicados al NSBM. Es cierto que no es algo mayoritario, pero tampoco es marginal a más no poder. Hay de todo tipo de casos, y muchos se quedan en una difusa línea, en la que no sabemos realmente por qué camino tiran. Incluso podríamos entrar en un interminable debate de cuanto tiene que hablar una banda de NS para ser considerada así, y cómo habla de este tema, o sí la banda puede no serlo aunque alguno de sus miembros sí que comulgue con estas ideas.
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